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miércoles, 6 de agosto de 2014

Un heptathlon agridulce

Finalizada la competición del Cto. Iberoamericano y una vez de vuelta en España, a mi cabeza llegan un montón de sensaciones y emociones vividas durante este campeonato.

El Cto. Iberoamericano se planteaba como el objetivo a perseguir en este año. Después de muchos altibajos con mi pie, en el mes de Marzo me puse rumbo a este objetivo, pasando en Mayo por Arona, lugar donde conseguí la marca de participación para acudir a esta competición.

El sólo hecho de haber podido acudir a participar a Sao Paulo ha sido un éxito, ¿quién me iba a decir en febrero, antes de mi primera sesión de EPI, que llegaría a cumplir con creces mi objetivo? Tal vez en ese momento era impensable.

Por supuesto acudí a este campeonato con muchísima ilusión, quien me vio en la pista los dos días de competición sabe que lo disfruté y peleé hasta el final. Al finalizar la primera jornada del heptathlon con un parcial de 3500 puntos (75 más que en Arona y a tan sólo 92 de mi primera mejor jornada) y tras ir encabeza de la clasificación con marcas muy buenas, sentí que el duro año que llevaba a mis espaldas realmente estaba teniendo sus frutos.

Finalmente en el transcurso de la segunda jornada, conseguí llegar a la prueba del 800ml encabezando la clasificación, con una previsión de marca sobre los 5650-5700 puntos.

Salí a correr estando segura que sería plata o bronce, ya que la ventaja que llevaba sobre la atleta Brasileña (en ese momento en segunda posición), era mínima; siendo su mejor marca en esta distancia de 6 segundos menos respecto a la mía. 

Menuda mi sorpresa cuando después de correr el primer 400ml a ritmo (1.09), a falta de 200ml me dio un tremendo bajón muscular: mis piernas se colapsaron, literalmente se hincharon y fue totalmente imposible realizar cualquier tipo de cambio en carrera. La desesperación de entrar en los últimos 100ml en estas circunstancias y viendo a todas mis oponentes alejarse y alejarse... hizo que lo diera todo. Una mezcla de un querer y no poder.

(Foto cortesía: Marcelo Swarcfiter)

La desolación vivida al entrar en meta y ver los resultados finales... imaginaros: de ir liderando la prueba, luchando por las medallas con un amplio margen de distancia, a quedar 4º en el Cto. Iberoamericano con una marca de 5556 puntos (mi cuarta mejor marca de siempre), a 22 y 18 puntos de la plata y el bronce respectivamente. Fue indescriptible: rabia, impotencia, tristeza... 

Sentimientos que surgieron tras dos días de lucha incansable. Así son las pruebas combinadas señores, nada está escrito hasta su final y a pesar de lo sucedido, estoy muy orgullosa de mi competición. Estas cosas pueden pasar, a la vez que te hacen crecer como persona y atleta. 

Al igual que varios de mis compañeros de selección se cayeron en sus respectivas pruebas y no pudieron finalizar como les hubiera gustado, mi cuerpo falló biológicamente y fue una situación que no pude controlar. Después de unas cuantas horas y analizándo fríamente lo sucedido, sé que dí mi máximo y que luché cada centímetro y segundo hasta que crucé esa meta.

A día de hoy, puedo garantizar que ha sido una de las mejores experiencias deportivas vividas y que aunque a veces el cuento no tenga el final deseado, vuelvo de Brasil con un viaje increíble, una convivencia con mis compañeros de selección estupenda, 3 m.m.t (altura, peso y 200ml), aprendizajes y vivencias deportivas únicas y como no, con el cariño y el arropo de una selección, entrenador, familiares y amigos que estuvieron animándome hasta el final.


Aquí acaba mi temporada atlética 2013/14 pudiendo finalizar diciendo que prácticamente he vuelto a estar a mi mejor nivel de siempre y lo más importante, con mi pie recuperado de cara al futuro. Ha sido un año muy largo y duro en el que muchísimas personas han estado a mi lado apoyándome y sin las cuales no hubiera conseguido llegar hasta Brasil. A todos vosotros ¡muchísimas gracias por estar ahí día a día!


1 comentario:

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